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Al considerar diferentes líderes que llaman mi atención, me propuse realizar esta presentación acerca de el Papa Francisco I (Jorge Mario Bergoglio) debido al gran despliegue de cualidades de un verdadero líderazgo positivo que ha manifestado al mundo entero en sus pocas semanas de pontificado.
Me parece muy interesante ver como poco a poco fue subiendo en la escalera de rangos jerárquicos dentro de la Iglesia Católica, simplemente porque sus acciones han sido siempre más fuertes que sus palabras; dicho de otra forma, por predicar con el ejemplo lo cual es sin lugar a dudas no solo un requisito sino una gran necesidad en todo líder.
Siempre se ha caracterizado por ser una persona sencilla, humilde, sincera y preocupada por los demás; de nuevo, cualidades importantes para todo líder y sus acciones han sido en función del servicio y no de su propio beneficio.
En la Iglesia Católica, como en toda organización, han pasado muchos líderes y todos ellos con carismas y personalidades diferentes; sin embargo, el cambio de liderazgo que hubo de S.S. Juan Pablo II hacia Benedicto XVI generó un impacto bastante importante en la percepción no solo de feligreses católicos sino de muchísimas personas alrededor del mundo, independientemente de denominaciones religiosas. Esto, por cuanto el aprecio que se tenía hacia el carisma de Juan Pablo II era sumamente elevado y se tenía claro que el liderazgo de Ratzinger (Benedicto XVI) era bastante diferente (no con esto quiero decir que “malo” sino simplemente “diferente”). Menciono esto porque en el momento que se elige a nuestro nuevo jerarca de la Iglesia, el Papa Francisco asume una gran responsabilidad que, entre muchas otras cosas, incluye la difícil tarea de ganarse la confianza del gran pueblo Cristiano (no solamente Católico) y devolverle al mundo aquella sensación de paz, resguardo y dirección que Juan Pablo II había logrado desarrollar con el pasar de sus 27 años de pontificado.
Una tarea difícil para cualquier líder y sin embargo, Francisco logra, desde el mismo momento de su primera presentación en el balcón del Vaticano, mostrarle al mundo una primera impresión de que asume el liderazgo con alegría, visión y ganas de hacer un cambio con propósito.
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En esa primera ocasión, demuestra alegría comenzando con unas sencillas palabras que hacen reír a todos los presentes. Seguido a esto demuestra humildad al comenzar por pedirle al pueblo que oren por él, con lo cual le muestra al pueblo que aunque está a cargo del liderazgo de esta “empresa” es un colaborador más al lado del pueblo. Siguiendo siempre en esta primera presentación que por cierto duró muy pocos minutos, demuestra cómo es una persona activa, decidida a trabajar y esto se ve cuando no espera a que los sacerdotes asistentes sigan el protocolo y le alcancen el micrófono y el libro de lectura sino que él mismo lo hace.
Tan solo en su primera presentación le mostró al mundo de una forma sencilla y para nada ostentosa sus grandes dotes de líder con un gran énfasis de humanidad.
En resumen, con sus palabras pero sobre todo con sus gestos y acciones, el Papa Francisco está demostrando que ha venido a crear un cambio en la Iglesia y a ganar la credibilidad y confianza de sus seguidores y conocidos; ¿no es esta precisamente la espectativa de todo cambio de líder?
La cercanía con la gente y la preocupación sincera son detalles que los seguidores, ya sea de equipos de trabajo, organizaciones y por supuesto la Iglesia, buscan en sus líderes y, personalmente me parece que hasta la fecha, Francisco I ha sido contundente y dará muchísimo que comentar en el mundo entero generando influencia (como ya lo ha comenzado a hacer) entre Católicos, escépticos y religiones hermanas.
¡Un buen líder habla con el ejemplo más que con sus palabras!
Artículo realizado por Minor Arias Solís, estudiante del curso de Liderazgo y Trabajo en equipo, del TEC.